RO, SC, SP... siguiente CEP?
... todo comenzó con el simple deseo de ya no sentirme sola
Hola, soy yo nuevamente (esta pequeña oración tienes que imaginarla como si estuviera con las manos juntas, los ojos cerrados y rezandole a Diosito).
Sí, soy yo nuevamente, Aily Torres. Sé que he estado muy, pero muy desaparecida por estos lares querido lector y no es que haya extinguido esa necesidad de escribir y poder dejar huella marcante y viva de las situaciones que paso en mi día, día, en mi vivir. Podría decir que estos últimos dos años he tenido varias situaciones varias situaciones que han conllevado al colapso de mi estabilidad emocional, pero realmente ese es un tema muy extenso.
Hoy quiero contarles cómo es que fui a parar a esta ciudad en la que habito por el momento, que se llama: Mogi Guaçu.
Pero antes de eso tenemos que pasar por otro estado: SC y realmente no sé si tengo muchos ánimos de escribir de allá también.
La cosa es así, en este año que aún no acaba, he tenido que aprender a lidiar con las despedidas, - y Aily, qué tiene que ver todo esto escrito con la primera oración que está en cursiva? -
Pues simple, quizá fui yo lo que propició esa serie de eventos catastróficos en mi pequeña humanidad.
Yo llegué a Brasil con la (no sé cómo escribirlo) ilusión? esperanza? de poder vivir en una vida en común con aquella persona a la que decidí unir mi vida y mis días civilmente, o sea ni más ni menos: Alexander.
Cuando llegué a Porto Velho - RO, por allá en agosto del dos mil diez y nueve, yo no estaba tan siente a lo que me iba a enfrentar. El trabajo de Alexander era complicado, cuarenta días en casa, cuarenta días sin comunicación alguna. Fueron tiempos difíciles yyy si a eso le sumamos una pandemia, uff créeme, esa vida de casada a medias no fue nada nada fácil.
En mi desespero por el hecho de ya no quedarme más tiempo sola, porque quiero aquí poder informar que la soledad me generó mucha ansiedad y también creo que es un tema que es pa' después. En mi desespero de ya tener una vida en común matrimonio como la sociedad civil manda, pues forcé un poco la elección de Alexander sobre el trabajo que ya tenía. Sin pensar en todo lo que luego iría acontecer.
Por más que ya haya pasado muchas mudanzas y pensar que era una crack en el tema, me di cuenta que no era tan así como pensaba. Me costó mucho despedirme de mis amigos, de mi rutina, de la ciudad que ya era mía, me costó despedirme de mi familia política. Las despedidas son difíciles amigos, la verdad es que no me di cuenta que tenía una vida tranquila, alegre en Pvh.
Llegar a Slo - SC fue difícil en cuestión de todo. Mi cuerpo, mi corazón ya habían olvidado lo que era el frío. São Lourenço do Oeste es una ciudad pequeña, muy pequeña, extremadamente pequeña del oeste de Santa Catarina, pero que sin pedir que me regaló los paisajes más verdes que haya visto en mi vida. Al principio me negué a poder conectar con esa ciudad, quería ser fiel a mi norte querido, a mi Pvh y su sol abrasador, a su cielo incandescente y no me di cuenta de lo que había logrado allá hasta que nuevamente tuve que poner en maletas toda mi casa, a toda mi familia.
Sin querer queriendo en esa ciudad pequeñita fue descubriendo amigos, sin querer queriendo sus callecitas fueron testigo de mis caminatas alegres, sus parques albergaron a Tuna Alberta (que ella también es tema para otro día), sin querer queriendo Slo fue impregnándose de a poquitos en mi cora.
En lo que va el año que aún no termina voy despidiéndome tres veces, voy mudandome dos y llevo una Tuna ahora a mi lado.
Este año que aún no acaba creo que viene siendo el más crítico de hasta ahora mis treinta y tres. He aprendido mucho, a consolar el corazón, a calentar el alma. He aprendido a amar una vez más y quiero seguir así. Creo que el próximo año será un poco más tranquilo, no lo sé.
Agradezco infinitamente a Dios, a la vida, al universo, por poder mostrarme cosas, ciudades, situaciones, paisajes, experiencias que jamás en mi vida imaginé. Soy muy afortunada por poder tener boletos en primera clase para todos los eventos que pasaron en todos estos años, los buenos y los malos.
La pregunta del millón es: el próximo año haremos maletas ?
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