13 de febrero del 2020

Sabes que se siente 100 agujas perforando la piel?
Así se sintió cruzar la frontera aquel día que no recuerdo a las 4 de la mañana.
El frío boliviano es duro y despiadado, cala en lo más profundo del alma, llega hasta el corazón y es inevitable sentir ese frío que equivocamos con dolor.
He cruzado por esa frontera varias veces, muchas veces,
algunas idas y otras de regreso,
algunas veces con lágrimas en los ojos
y otras veces con el corazón palpitando a mil,
todo dependía de la ruta: "de donde hacia donde".

Hoy por hoy siento por tiempos aquella sensación de frieza, de vacío,
es raro.
Quizá tenga que tomar más tés calientes para reconfortar un poco el pecho,
para acurrucar el corazón.

Hoy por hoy perdí mi norte,
resquebrajé mi brújula,
perdí mi mapa,
olvidé el camino
y tantas cosas más que podría escribir,
escribir?

Recordé hoy que puedo escribir, volver a escribir aquello que siento,
que anhelo,
que pienso,
que vivo...
wao!
antes era indispensable escribir,
escribir para no olvidar,
escribir para no repetir,
escribir solo para sanar.

Ahora ya no tengo ni eso, me perdí a mi misma,
me perdí entre tanta carretera buscando,
buscando algo que aun no encuentro.


Me perdí señores, me perdí y no me logro encontrar.


Quisiera pensar que esta es una etapa más de artista, esa etapa en la que te tomas un tiempo para rediseñar,
reorganizar,
reinventar,
reconstruir.

Y esta última palabra es la clave de todo.

Ahora?,
ahora no sé si con este anillo amarillo en el anular izquierdo me sienta cómoda, que me alejó de todo
hasta de mí.






Pd: recordé ese frío boliviano porque por momentos lo siento. Aunque es extraño, ya que estoy siempre en lugar cálido.

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