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Yo le dedicaba canciones en secreto, 

en silencio, solo con la mirada pero nunca se daba cuenta. 

Siempre fuimos diferentes, distintos, nunca había un afín en común. 

Nunca sintió algunos de mis escritos,

nunca compartimos apreciaciones emocionales. 

Pero estaba bien, lo amaba. 

Trataba de pensar poco en ello, 

trataba de encajar como engranajes, a los dos, 

a nuestras almas. 

Pero lo que me fui dando cuenta es que quizá para mi si es importante eso,

para mi si era necesario. 

Todo el tiempo solo traté de poder cambiar, 

acostumbrarme, poder relativamente vivir con la desigualdad. 

Pero no pude, no lo logré, desistí. 

Ahora tengo frío, siento frío y no por el aire acondicionado.

He borrado cosas de la memoria algunas de pura inercia y otras a la fuerza, 

he borrado carpetas de mi laptop, he borrado fotos de mi celular. 

He borrado partes importantes de mi vida, 

de mis días, 

he borrado horas y ahora intentaré borrar rutas, 

caminos y es que a veces a los pies le gustan regresar a los lugares donde fueron felices. 

Me siento nuevamente libre y serena, 

con unos cuantos años encima, 

con las mismas palabras y con nada ganado. 

¿Tengo una vida alegre, feliz, gratificante?  

Pues todo es relativo, por momentos sí y por otros no. 

Nadie dice que eso esté mal, 

nadie tiene el poder de saber con exactitud las cosas. 

Hasta yo misma que tratándose de mi propia vida 

a veces tengo maneras distintas de dar veredictos a mis actos.